⚡️ España: un narcoestado que nadie quiere ver
¿Es España un narcoestado?
Quizá no sea la pregunta correcta. La verdadera cuestión es: ¿por qué no lo vemos? Porque la evidencia está ahí, al alcance de todos.
Cero jueces imputados por narcotráfico en una península que conecta África y América, los dos continentes con mayor producción de drogas del mundo. ¿De verdad nadie se lo pregunta? O mejor dicho: ¿quién gana cuando todos callan?
Mientras el ciudadano medio discute sobre partidos de fútbol o pseudopolémicas de Twitter, los titulares que deberían escandalizar al país pasan casi inadvertidos: El número uno de la Guardia Civil del puerto de Valencia, detenido por narcotráfico. Excavadoras entrando en su casa. ¿Cómo llega alguien tan alto en la jerarquía sin ser detectado antes? ¿O tal vez sí fue detectado, pero nunca fue un problema para quienes de verdad mandan?
Y no es un caso aislado. El exjefe de la UDEF, encargado de perseguir grandes corruptos, con 27 millones en dinero negro y 15 más en criptomonedas, fruto del narcotráfico. Narcodrones que cruzan el Estrecho sin necesidad de aterrizar, barcos con redes iberoamericanas cayendo en Algeciras. Pero, claro, todo esto se queda en “redadas exitosas”. ¿De verdad? ¿Y el resto del iceberg?
Si un solo ciudadano como Alvise Pérez ha reventado una docena de narcopisos o publicado audios de Jueces de la Audiencia Nacional repartiéndose comisiones de la mafia rusa (recordemos que este hombre, actualmente eurodiputado, se paga su propia escolta porque está amenazado, algo que no cubren los medios) piénsalo.
Si los denunciantes son acosados y solo los pequeños eslabones de la mafia están cayendo, ¿qué significa para los grandes? Que están protegidos. No por azar, sino por diseño. El diseño de un sistema donde la corrupción y el narcotráfico no son anomalías, sino engranajes necesarios.
Y tú, mientras tanto, consumes titulares comprados y votas a la partitocracia financiada por esta red que te distraen del verdadero problema: un país donde el narcotráfico no solo está en los puertos o en los drones, sino en los despachos y redacciones, en las fiscalías y en los parlamentos.
Esto no es un escándalo aislado; es la prueba de que España es un narcoestado funcional. Un país donde la justicia es ciega por elección, no por símbolo, y donde los que mandan han convertido al ciudadano en cómplice de su propia ignorancia.
¿Las maletas de Delcy?
Llevaban también kilos de cocaína.
¿La estructura empresarial del hijo de Ábalos? En Colombia.
¿Marlaska?
Desmantela OCON-Sur
Y sumen los amigos con los que se fotografía Feijóo o cómo Pedro Sánchez permitió que los camioneros marroquíes puedan atravesar España sin permisos… la misma semana que el Rey de ese país indulta a casi 5.000 cultivadores de cannabis y compraba terrenos para su producción.
No hace falta moralizar, porque esto no es un debate ético, sino un hecho: si no lo ves, es porque alguien quiere que no lo veas.
Y en un narcoestado, el silencio nunca es gratuito.
Pregúntate a quién beneficia.