«[Por ello], quien persista en la idea de considerar el fascismo sólo como un subproducto de la Gran Guerra, un simple reflejo de defensa de la burguesía ante la crisis de la posguerra, se condena a no comprender nada de ese fenómeno capital de nuestro siglo. Fenómeno de civilización, el fascismo encarna el rechazo por excelencia de la cultura política dominante a comienzos de siglo. En el fascismo de entreguerras, en el régimen mussoliniano, así como en los otros movimientos fascistas de Europa occidental, no existe una idea importante que no haya madurado a lo largo del cuarto de siglo anterior al mes de agosto de 1914. Aun siendo el fascismo modelo ideal de ideología disruptiva, no puede ser definido sólo a través de sus relaciones. Indudablemente, el fascismo se rebela contra los sistemas establecidos: liberalismo, marxismo, positivismo y democracia. Siempre ha sido así: una ideología nueva, un movimiento que se abre paso, se enfrenta, en primer lugar, a los sistemas de pensamiento y a las fuerzas políticas que están ocupando el terreno. El marxismo, antes de presentar su propia visión del mundo, se opone primero al liberalismo que, un siglo antes, embestía contra el absolutismo. Lo mismo sucede con el fascismo, que entra en conflicto con el liberalismo y el marxismo antes de ofrecer todos los elementos de una opción de sustitución global-política, moral e intelectual».
"El Nacimiento de la Ideología Fascista".
Zeev Sternhell, Mario Sznajder y Maia Asheri
"El Nacimiento de la Ideología Fascista".
Zeev Sternhell, Mario Sznajder y Maia Asheri