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La guerra económica de la Unión Europea contra China está condenada al fracaso

De Redacción en 23 de agosto de 2024
La guerra económica de la Unión Europea contra China se intensifica y el mercado de vehículos eléctricos es el principal campo de batalla. El sector cristaliza las tensiones económicas entre ambas partes. La Unión Europea ha perdido la apuesta y quiere proteger su propia industria, que huye a China, como es el caso reciente de Volkswagen.
La decisión de Bruselas de mantener durante cinco años los aranceles a los coches eléctricos importados de China ha agravado la situación. Los aranceles llegan hasta el 36 por cien del precio y no se limita a las marcas chinas, sino que también incluye a los vehículos producidos en China por fabricantes extranjeros, como Tesla, que tiene una gran fábrica en Shanghai.
La reacción de Pekín no se ha hecho esperar y las represalias van más allá de los coches eléctricos. El Ministerio de Comercio chino ha anunciado la apertura de una investigación antidumping sobre una amplia gama de productos lácteos europeos, desde queso fresco hasta cuajada y queso azul. Esta investigación, que podría durar hasta 18 meses, se centra en las subvenciones concedidas en el marco de la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea. Se trata de un duro golpe para la industria agroalimentaria europea, que ve amenazado uno de sus buques insignia en el creciente mercado chino.
La investigación sobre los productos lácteos es sólo la última de una serie de medidas de represalia chinas. Desde principios de año, Pekín ha iniciado investigaciones similares sobre el vino europeo, con especial atención al coñac francés, así como a las importaciones de carne de cerdo y productos derivados de varios países de la Unión Europea, incluidos España, Francia, Países Bajos y Dinamarca.
Esta multiplicación de frentes comerciales refleja una estrategia china destinada a ejercer la máxima presión sobre la Unión Europea. Al atacar productos emblemáticos de diferentes países miembros, China busca dividir el frente europeo y provocar debates internos sobre la relevancia de las medidas antichinas. Esta táctica podría resultar eficaz, dada la importancia de las exportaciones agroalimentarias para muchos países europeos.
La actual escalada plantea dudas sobre el futuro de las relaciones comerciales entre la Unión Europea y China. También para la Organización Mundial de Comercio (OMC). Está en juego la credibilidad de los órganos reguladores del comercio internacional.
Fue Estados Unidos quien abrió la veda enn 2018 al imponer sanciones contra Huawei con pretextos ridículos. Luego Europa se alineó gradualmente con Washington, alimentando los bulos sobre la creciente influencia de China en sectores estratégicos.
Coche eléctrico: crónica de un fracaso europeo
La industria europea de coches eléctricos no levanta cabeza ni con los aranceles impuestos a China. El fabricante alemán Audi, filial del holding Volkswagen, va a cerrar su fábrica de coches eléctricos en Bruselas. Despedirá a más de 1.400 trabajadores antes de octubre y, si eso no fuera suficiente, irán a la calle otros 1.100 el año que viene.
El fabricante, filial del holding Volkswagen, ha indicado que está estudiando cerrar la producción de sus modelos SUV Q8 en la fábrica, que emplea a unos 3.000 trabajadores. La dirección discute posibles soluciones, que podrían incluir también un cierre si no encuentra ninguna otra alternativa, que es lo más probable.
Los vehículos eléctricos son un artículo de lujo, con precios prohibitivos, a pesar de las subvenciones. Audi menciona una disminución general de los pedidos de los clientes en el segmento de vehículos eléctricos de lujo para justificar la decisión. Después de grandes inversiones en vehículos eléctricos en los últimos años, los fabricantes de automóviles se han visto muy afectados porque la población no tiene dinero suficiente para pagar el precio que cuesta un coche eléctrico.
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La guerra económica de la Unión Europea contra China está condenada al fracaso

De Redacción en 23 de agosto de 2024
La guerra económica de la Unión Europea contra China se intensifica y el mercado de vehículos eléctricos es el principal campo de batalla. El sector cristaliza las tensiones económicas entre ambas partes. La Unión Europea ha perdido la apuesta y quiere proteger su propia industria, que huye a China, como es el caso reciente de Volkswagen.
La decisión de Bruselas de mantener durante cinco años los aranceles a los coches eléctricos importados de China ha agravado la situación. Los aranceles llegan hasta el 36 por cien del precio y no se limita a las marcas chinas, sino que también incluye a los vehículos producidos en China por fabricantes extranjeros, como Tesla, que tiene una gran fábrica en Shanghai.
La reacción de Pekín no se ha hecho esperar y las represalias van más allá de los coches eléctricos. El Ministerio de Comercio chino ha anunciado la apertura de una investigación antidumping sobre una amplia gama de productos lácteos europeos, desde queso fresco hasta cuajada y queso azul. Esta investigación, que podría durar hasta 18 meses, se centra en las subvenciones concedidas en el marco de la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea. Se trata de un duro golpe para la industria agroalimentaria europea, que ve amenazado uno de sus buques insignia en el creciente mercado chino.
La investigación sobre los productos lácteos es sólo la última de una serie de medidas de represalia chinas. Desde principios de año, Pekín ha iniciado investigaciones similares sobre el vino europeo, con especial atención al coñac francés, así como a las importaciones de carne de cerdo y productos derivados de varios países de la Unión Europea, incluidos España, Francia, Países Bajos y Dinamarca.
Esta multiplicación de frentes comerciales refleja una estrategia china destinada a ejercer la máxima presión sobre la Unión Europea. Al atacar productos emblemáticos de diferentes países miembros, China busca dividir el frente europeo y provocar debates internos sobre la relevancia de las medidas antichinas. Esta táctica podría resultar eficaz, dada la importancia de las exportaciones agroalimentarias para muchos países europeos.
La actual escalada plantea dudas sobre el futuro de las relaciones comerciales entre la Unión Europea y China. También para la Organización Mundial de Comercio (OMC). Está en juego la credibilidad de los órganos reguladores del comercio internacional.
Fue Estados Unidos quien abrió la veda enn 2018 al imponer sanciones contra Huawei con pretextos ridículos. Luego Europa se alineó gradualmente con Washington, alimentando los bulos sobre la creciente influencia de China en sectores estratégicos.
Coche eléctrico: crónica de un fracaso europeo
La industria europea de coches eléctricos no levanta cabeza ni con los aranceles impuestos a China. El fabricante alemán Audi, filial del holding Volkswagen, va a cerrar su fábrica de coches eléctricos en Bruselas. Despedirá a más de 1.400 trabajadores antes de octubre y, si eso no fuera suficiente, irán a la calle otros 1.100 el año que viene.
El fabricante, filial del holding Volkswagen, ha indicado que está estudiando cerrar la producción de sus modelos SUV Q8 en la fábrica, que emplea a unos 3.000 trabajadores. La dirección discute posibles soluciones, que podrían incluir también un cierre si no encuentra ninguna otra alternativa, que es lo más probable.
Los vehículos eléctricos son un artículo de lujo, con precios prohibitivos, a pesar de las subvenciones. Audi menciona una disminución general de los pedidos de los clientes en el segmento de vehículos eléctricos de lujo para justificar la decisión. Después de grandes inversiones en vehículos eléctricos en los últimos años, los fabricantes de automóviles se han visto muy afectados porque la población no tiene dinero suficiente para pagar el precio que cuesta un coche eléctrico.