Escuché por primera vez a Jordán Bruno Genta en el acto de proclamación de Legión Nacionalista Contrarrevolucionaria en 1963. A mis 15 años me produjo la impresión de estar frente a un profeta. Quise seguir escuchándolo, pregunté y me enteré que daba clases privadas de filosofía en su domicilio de Chacarita, - sin cobrar un céntimo - los lunes y jueves.
Comencé a frecuentarlas todas las semanas por espacio de varios años. Me maravillaba como, al interpretar las noticias cotidianas a la luz de la filosofía aristotélico-tomista, descubría ante nosotros una realidad totalmente distinta a la de los diarios. Pero lo que más me impresionaba era su determinación de morir en defensa de la Fe y la Patria. Sabíamos que recibía amenazas de tinte anticristiano, y sin embargo seguía predicando verdades sumamente incómodas para la guerrilla atea marxista que había comenzado a asolar a la Argentina. Genta estaba dispuesto al martirio.
Mártir es aquel que, aún de cara a la muerte, está dispuesto a testimoniar a Cristo. Tal como el Salvador se lo había pedido a sus discípulos. Y el 27 de octubre de 1974, yendo a misa, Genta fue asesinado por el ERP.
San Justino Filósofo, ejecutado en el año 160 DC, explicaba la esencia del martirio así: “Nosotros aceptamos la muerte por Cristo, porque cumplimos el mandamiento “No elevarás falso testimonio”. Nos preguntan si creemos en Cristo, y estamos dispuestos a morir con tal de no mentir”.
El martirio no es lo mismo que el heroismo. El héroe realiza una proeza que queda en la memoria de su pueblo. Pero la hazaña se produce en un momento. En tanto que el martirio es el testimonio permanente, de todos los dias, todas las horas, sobre Cristo. Testimonio con palabras, con hechos y en todos los órdenes de la vida. El martirio, más que un acto, es un proceso. Y en él, lo más importante no es el sufrimiento, sino la motivación.
“La verdad, cómo el vino, sin aguar”, solía enseñar Genta. La seguía testimoniando, a pesar de los peligros, a la manera de los antiguos mártires. Palabra esta que, como es sabido, significa justamente testigo.
Genta predicaba el buen combate, el combate leal, frente a frente, y condenaba no solo la violencia terrorista, sino también la violencia inmoral para reprimirla. Le habían propuesto que portara un arma, pero declinó el ofrecimiento: estaba decidido a poner el pecho allí donde ponía la boca. Y así lo hizo.
Por todo ello, considero que mi querido profesor Jordán Bruno Genta es un mártir.
Nicolás Kasanzew
Por: via Tacuara Revisited & Uncensored
Comencé a frecuentarlas todas las semanas por espacio de varios años. Me maravillaba como, al interpretar las noticias cotidianas a la luz de la filosofía aristotélico-tomista, descubría ante nosotros una realidad totalmente distinta a la de los diarios. Pero lo que más me impresionaba era su determinación de morir en defensa de la Fe y la Patria. Sabíamos que recibía amenazas de tinte anticristiano, y sin embargo seguía predicando verdades sumamente incómodas para la guerrilla atea marxista que había comenzado a asolar a la Argentina. Genta estaba dispuesto al martirio.
Mártir es aquel que, aún de cara a la muerte, está dispuesto a testimoniar a Cristo. Tal como el Salvador se lo había pedido a sus discípulos. Y el 27 de octubre de 1974, yendo a misa, Genta fue asesinado por el ERP.
San Justino Filósofo, ejecutado en el año 160 DC, explicaba la esencia del martirio así: “Nosotros aceptamos la muerte por Cristo, porque cumplimos el mandamiento “No elevarás falso testimonio”. Nos preguntan si creemos en Cristo, y estamos dispuestos a morir con tal de no mentir”.
El martirio no es lo mismo que el heroismo. El héroe realiza una proeza que queda en la memoria de su pueblo. Pero la hazaña se produce en un momento. En tanto que el martirio es el testimonio permanente, de todos los dias, todas las horas, sobre Cristo. Testimonio con palabras, con hechos y en todos los órdenes de la vida. El martirio, más que un acto, es un proceso. Y en él, lo más importante no es el sufrimiento, sino la motivación.
“La verdad, cómo el vino, sin aguar”, solía enseñar Genta. La seguía testimoniando, a pesar de los peligros, a la manera de los antiguos mártires. Palabra esta que, como es sabido, significa justamente testigo.
Genta predicaba el buen combate, el combate leal, frente a frente, y condenaba no solo la violencia terrorista, sino también la violencia inmoral para reprimirla. Le habían propuesto que portara un arma, pero declinó el ofrecimiento: estaba decidido a poner el pecho allí donde ponía la boca. Y así lo hizo.
Por todo ello, considero que mi querido profesor Jordán Bruno Genta es un mártir.
Nicolás Kasanzew
Por: via Tacuara Revisited & Uncensored