Uno de los principales logros del debate fue reforzar la idea de Estado laico, repetido hasta el cansancio por los expositores judíos y refrendados por los cipayos laicistas goyim. Otro logro fue el de polarizar en simétricas proporciones bandos antiabortistas como abortistas, cuando antes, los segundos estaban reducidos a pequeños grupos marxistoides. Pero el más descollante triunfo conseguido, fue el de lograr que se acepte casi sin objeciones la idea de la necesidad de la “educación sexual para no abortar”. En esto los provida cada día menos católicos y los infanticidas lograron un lamentable acuerdo.
La “Educación Sexual Integral” (ESI) que es ley y que pretende ahora hacerse cumplir coercitivamente, es abortiva. En la revista de dicho programa “educativo” “para charlar en familia” que se distribuye en tanto en escuelas, colegios privados, como en centros asistenciales, se promueve la homosexualidad como normal y la hipersexualización de los jóvenes y niños (desde los 4 años) de las formas más grotescas, así como se denigra de la figura paterna; pero además se promueven métodos abortivos como el DIU y la “píldora del día después” mintiendo sobre su verdadera acción. Lo que es peor aún, se “educa” a los jóvenes en su “derecho” a recibir información y métodos anticonceptivos “incluso si concurren solos“; con lo que se destruye el derecho de los padres a la formación en cuestiones concernientes a la moral sexual de sus hijos, vulnerando elementos esenciales de la patria potestad, así como el tercer principio no negociable para católicos, que mencionaba el Papa Benedicto XVI que referido a la “Libertad de Enseñanza” sostiene que “Los padres tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos. Son ellos -no el Estado, ni los empresarios educativos, ni los profesores- los titulares de ese derecho”.
El material, según lo informa el mismo Ministerio de Educación está basado en la perversa ideología de género, que es la que promovió el aborto legal, pero que además pervierte el orden natural así como empuja a la promiscuidad no sólo a los adolescentes sino a los niños, pretendiendo que por medio de dicha “educación” estos ejerzan sus derechos a una “sexualidad responsable”. Los cada día más rebeldes y desprejuiciados jóvenes educados con información sin valores, siguiendo los estímulos de los medios de comunicación masivos, viven sus vidas de acuerdo a ideales carentes absolutamente de principios, por lo que ridículo resulta el pretender que los mismos observen una promiscuidad responsable.
Lo que de hecho ya se produce a través de esta reingeniería social que impone el imperio de la lujuria, es el aumento desmedido de embarazos juveniles ya que, a los adolescentes, debido a su propia y natural inmadurez, no se puede pedirle responsabilidad o cuidado en el ejercicio de las actividades en las cuales las pasiones son las que suelen dominar aun en adultos. Y al incrementarse los embarazos infanto-juveniles, es lógico que aumenten los abortos de estos jóvenes formados en el hedonismo en el cual un hijo es un obstáculo para seguir ejerciendo sus viciosos “derechos”. De la misma manera, resultado lógico es la proliferación de enfermedades venéreas. Todo esto provocado por el precoz estímulo a la actividad sexual, y se pretende curar la enfermedad con los mismos medios que la provocaron. Esto como verdadero resultado y triunfo de la democracia, de la dictadura de las masas, manejadas y estupidizadas hasta científicamente. Y así como todas las perversiones producidas por la democracia, pretenden solucionarse con más democracia, a la crisis moral de quienes van a ser el futuro de nuestra Nación, se pretende “ayudarlos” con la libertad para pecar más y mortalmente.
La “Educación Sexual Integral” (ESI) que es ley y que pretende ahora hacerse cumplir coercitivamente, es abortiva. En la revista de dicho programa “educativo” “para charlar en familia” que se distribuye en tanto en escuelas, colegios privados, como en centros asistenciales, se promueve la homosexualidad como normal y la hipersexualización de los jóvenes y niños (desde los 4 años) de las formas más grotescas, así como se denigra de la figura paterna; pero además se promueven métodos abortivos como el DIU y la “píldora del día después” mintiendo sobre su verdadera acción. Lo que es peor aún, se “educa” a los jóvenes en su “derecho” a recibir información y métodos anticonceptivos “incluso si concurren solos“; con lo que se destruye el derecho de los padres a la formación en cuestiones concernientes a la moral sexual de sus hijos, vulnerando elementos esenciales de la patria potestad, así como el tercer principio no negociable para católicos, que mencionaba el Papa Benedicto XVI que referido a la “Libertad de Enseñanza” sostiene que “Los padres tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos. Son ellos -no el Estado, ni los empresarios educativos, ni los profesores- los titulares de ese derecho”.
El material, según lo informa el mismo Ministerio de Educación está basado en la perversa ideología de género, que es la que promovió el aborto legal, pero que además pervierte el orden natural así como empuja a la promiscuidad no sólo a los adolescentes sino a los niños, pretendiendo que por medio de dicha “educación” estos ejerzan sus derechos a una “sexualidad responsable”. Los cada día más rebeldes y desprejuiciados jóvenes educados con información sin valores, siguiendo los estímulos de los medios de comunicación masivos, viven sus vidas de acuerdo a ideales carentes absolutamente de principios, por lo que ridículo resulta el pretender que los mismos observen una promiscuidad responsable.
Lo que de hecho ya se produce a través de esta reingeniería social que impone el imperio de la lujuria, es el aumento desmedido de embarazos juveniles ya que, a los adolescentes, debido a su propia y natural inmadurez, no se puede pedirle responsabilidad o cuidado en el ejercicio de las actividades en las cuales las pasiones son las que suelen dominar aun en adultos. Y al incrementarse los embarazos infanto-juveniles, es lógico que aumenten los abortos de estos jóvenes formados en el hedonismo en el cual un hijo es un obstáculo para seguir ejerciendo sus viciosos “derechos”. De la misma manera, resultado lógico es la proliferación de enfermedades venéreas. Todo esto provocado por el precoz estímulo a la actividad sexual, y se pretende curar la enfermedad con los mismos medios que la provocaron. Esto como verdadero resultado y triunfo de la democracia, de la dictadura de las masas, manejadas y estupidizadas hasta científicamente. Y así como todas las perversiones producidas por la democracia, pretenden solucionarse con más democracia, a la crisis moral de quienes van a ser el futuro de nuestra Nación, se pretende “ayudarlos” con la libertad para pecar más y mortalmente.