Cuando uno se pone en una postura del lado de los ucranianos, suponiendo que los rusos son los peores demonios que humillaron desde siempre a ese pobrecito pueblo, y entra en la dinámica que puede eso generar, de resentimiento, de xenofobia, de ira, porque siempre es el sentimiento más fácil ante lo que para uno resulta injusto, terminar rondando el fascismo, (y por eso es que a veces unos u otros extremos se parecen tanto), uno piensa cómo sería la manera contundente de luchar contra ese enemigo "invasor". Los alemanes nazis lucharon por esa causa con mucho juicio, disciplina, mataron con dedicación, inventaron sus formas masivas de exterminio con rigor científico, hasta que finalmente el cansancio, la decepción ideológica y la corrupción, los derrotaron, más que los aciertos de los aliados o hasta que la propia Unión Soviética resistiendo, cuyo pueblo sí luchó con toda la convicción ideológica. Pero cuando vemos a unos mediocres nazis, más crueles y deshonestos que aquellos del pasado, porque solo son movidos por su ambición de dinero y no de tener dinero para una causa, para una misión, no, solo tener riqueza por arribismo, por fama, por lo más banal y estúpido que exista, como lo son la vanidad y el ego, uno no le encuentra sentido. Cómo un hombre como Zelensky que es buen actor, que ya había alcanzado la simpatía de su pueblo, el respeto como artista, quiso ascender a estas bajas causas como llegar a ser el arrendatario de casas de lujo de alquiler VIP. Entendible que se disfrace del Che Guevara ucraniano que Occidente quiere mostrarle al planeta entero para que toda la izquierda y el mundo liberal simpatice con él, o que sea el mega macho que hasta con su onceavo dedo toca el piano mientras se jacta además en las redes sociales de lo bueno que es consumir cocaína, y una infinidad de excentricidades, que quedan opacadas, ante mercenarios denunciando la terrible corrupción de Kiev, gente que se va a echar bala a otro país por plata pero que termina indignada porque ese país es tan corrupto que venden hasta las propias armas que les mandan para su tarea. Si no fuera porque es el pueblo ucraniano, la pobre gente del Donbass y de la frontera con Rusia, quienes mueren, resulta tremendamente chistoso.
Hace meses me repito, el enemigo de Zelensky no es Rusia, ni siquiera los odia tanto como vive diciendo en sus discursos, no le importan nada, porque si fuera así con todas las fuerzas de su existencia estaría dedicado a ganarle la batalla a los rusos, y no a hacer explotar una central atómica que también va a joder a los propios europeos y sobre todo, que dejaría por décadas muerta a la misma Ucrania. No, este personaje es un ladrón insaciable, quién sabe para qué le servirá tener tantos millones y millones, cuando él mismo sabe que no habrá lugar en la tierra donde pueda sobrevivir después de que lo desechen los amigos europeos o gringos. Qué le importa Ucrania, si lleva años desangrándola no solo de la sangre de su gente sino de las arcas del Estado, para qué le servirá haber quedado en las revistas de glamur, si solo vamos a recordarlo como ese avaro usurero (no diré judío) ladrón que le terminó alquilando la casa a los rusos millonarios, sus más acérrimos enemigos. ¿A alguien le pueden quedar dudas de que este payaso postmoderno no tiene ni enemigos ni mucho menos amigos? Es un caso de la más absurda de las avaricias… ya lo estudiarán los siquiatras forenses.
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Hace meses me repito, el enemigo de Zelensky no es Rusia, ni siquiera los odia tanto como vive diciendo en sus discursos, no le importan nada, porque si fuera así con todas las fuerzas de su existencia estaría dedicado a ganarle la batalla a los rusos, y no a hacer explotar una central atómica que también va a joder a los propios europeos y sobre todo, que dejaría por décadas muerta a la misma Ucrania. No, este personaje es un ladrón insaciable, quién sabe para qué le servirá tener tantos millones y millones, cuando él mismo sabe que no habrá lugar en la tierra donde pueda sobrevivir después de que lo desechen los amigos europeos o gringos. Qué le importa Ucrania, si lleva años desangrándola no solo de la sangre de su gente sino de las arcas del Estado, para qué le servirá haber quedado en las revistas de glamur, si solo vamos a recordarlo como ese avaro usurero (no diré judío) ladrón que le terminó alquilando la casa a los rusos millonarios, sus más acérrimos enemigos. ¿A alguien le pueden quedar dudas de que este payaso postmoderno no tiene ni enemigos ni mucho menos amigos? Es un caso de la más absurda de las avaricias… ya lo estudiarán los siquiatras forenses.
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