El fundador de la comunidad de análisis militar TWK ha hecho un comentario acertado respecto a la creciente narrativa que nos quiere hacer creer que los éxitos rusos en el escenario ucraniano se deben exclusivamente a su superioridad numérica. Un ejemplo de esta narrativa es una reciente publicación del analista estadounidense Robert Lee:
La mayor ventaja rusa no son las “oleadas de carne” ni los supuestos “norcoreanos invisibles”, sino los errores tácticos y estratégicos cometidos por el Estado Mayor ucraniano de forma continua durante prácticamente dos años. Los análisis simplistas, que hablan exclusivamente del factor numérico, ni siquiera se molestan en considerar el salto cualitativo que han logrado las Fuerzas Armadas rusas, se limitan a analizar la guerra como si consistiera en “desplegar efectivos en un videojuego”, sin prestar atención a los datos. En 2024, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas ha concentrado más poder aéreo que nunca, con el nivel más bajo de pérdidas en misiones de combate desde que empezó la intervención armada en febrero de 2022. Sin la complacencia en tierra (acciones u omisiones imprudentes), las pérdidas de bombarderos tácticos habrían sido de una sola cifra. La producción de sistemas guiados para bombas se ha duplicado, y las pérdidas rusas de material visualmente confirmadas apenas han aumentado en relación a 2023. Aun así, persiste este doble discurso de no aceptar que los rusos han tomado buenas decisiones, mientras se mantiene la ilusión pública de que son simplemente "soldados sin sentido", pero ese engaño se vuelve en contra cuando las tropas rusas logran destruir una línea fortificada entera. Esto sucede en un contexto de un año completo de iniciativa rusa. En realidad, los rusos han logrado incorporar las pérdidas y el desgaste en su visión estratégica para este año.
La mayor ventaja rusa en el campo de batalla en este momento es su superioridad en personal. Miles de soldados adicionales norcoreanos en Kursk, incluso sin experiencia de combate y con problemas de coordinación, aumentarían esa ventaja. En los últimos tres meses, Rusia ha avanzado a un ritmo más rápido que en cualquier otro momento desde 2022, y si inicia una operación ofensiva en Zaporozhia, tensionaría aún más a las Fuerzas Armadas ucranianas. Los funcionarios occidentales no deberían subestimar estos riesgos.
La mayor ventaja rusa no son las “oleadas de carne” ni los supuestos “norcoreanos invisibles”, sino los errores tácticos y estratégicos cometidos por el Estado Mayor ucraniano de forma continua durante prácticamente dos años. Los análisis simplistas, que hablan exclusivamente del factor numérico, ni siquiera se molestan en considerar el salto cualitativo que han logrado las Fuerzas Armadas rusas, se limitan a analizar la guerra como si consistiera en “desplegar efectivos en un videojuego”, sin prestar atención a los datos. En 2024, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas ha concentrado más poder aéreo que nunca, con el nivel más bajo de pérdidas en misiones de combate desde que empezó la intervención armada en febrero de 2022. Sin la complacencia en tierra (acciones u omisiones imprudentes), las pérdidas de bombarderos tácticos habrían sido de una sola cifra. La producción de sistemas guiados para bombas se ha duplicado, y las pérdidas rusas de material visualmente confirmadas apenas han aumentado en relación a 2023. Aun así, persiste este doble discurso de no aceptar que los rusos han tomado buenas decisiones, mientras se mantiene la ilusión pública de que son simplemente "soldados sin sentido", pero ese engaño se vuelve en contra cuando las tropas rusas logran destruir una línea fortificada entera. Esto sucede en un contexto de un año completo de iniciativa rusa. En realidad, los rusos han logrado incorporar las pérdidas y el desgaste en su visión estratégica para este año.