"Sentía en su interior una inclinación infinita por la quietud, la contemplación, el silencio. Se sentía como un ermitaño ligero, sigiloso y solitario que se cuelga para captar todos los sonidos, todos los misterios, todos los logros. Quería estar en ninguna parte y en todas partes, tener el sabor divino de la omnipresencia."
Pierre Drieu La Rochelle