LLEGA KENNEDY (1/2) F.L. Mirones.
Para entender el sentimiento de esperanza que siento, hay que recordar que, aunque ha sido duro para todos, algunos hemos recibido mucha más presión al estar expuestos públicamente durante cinco largos años.
Puedo resistir, pero no significaría que no sea a costa de un esfuerzo sostenido agotador que solo he podido soportar gracias a la ayuda de ustedes y a Dios, porque si no hubiera estado seguro de que había que hacer lo correcto y de que estaba sirviendo al Espíritu Santo, no hubiera podido resistir.
No quiero serle importancia, no dar una imagen plañidera, pero hace falta mucha concentración trascendente para aguantar ahora el ver que las veletas giran con el viento, como dice Pedro Baños, o aquella frase tan bonita que me dijo Fernando Paz hace tres años: “Fernando, no olvides que los que desembarcasteis en Normandía no desfilaréis en París”. Significa que la victoria tiene muchos padres, hay más gente ahora presumiendo de que lo sabía todo que los que vi en las trincheras de primera línea. También confundimos los años. Los que entraron en 2022 ya no se acuerdan de que habían pasado ya ¡DOS AÑOS!, en esos dos primeros años a mi me quitaron todos mis ingresos y trabajos, que se dice pronto.
Por tanto, comprendan que tras tanta lucha solitaria, ahora me atacan más desde la llamada disidencia que desde el sistema, tenga una especial propensión a aceptar alegrías.
El pesimismo crónico no es sano, destruye el avance. Lo he visto muchas veces cuando liberaban los biólogos a un chimpancé o lobo cautivo tras curarlo, y cuando ve la jaula abierta no se atreve a salir porque no se fía. Los peores casos no se lo creen y no salen nunca, se acurrucan al fondo de la jaula.
Quien espera al político perfecto jamás avanzará, porque no existe, son personas; pero lo que sí es posible es ir avanzando en zigzag, poco a poco, al menos eligiendo los menos malos, cambiando en tercio. Lo que ni el más triste puede negar es que la sorpresa de la wokesfera ha sido descomunal. Desde la caída del Muro de Berlín, a través del cual todos los fugitivos pasaban del lado comunista al conservador sin que se conozca a nadie que lo cruzara al revés, el falso progresismo que ahora llamamos woke no había sufrido una derrota tan brutal. Pero esta no ha sido por Trump, ni por Meloni, ni Milei, ni otros… ha sido un golpe en la mesa del pueblo, y con esto me quedo. Me he desgañitaso a escribirles aquí que si se esfuerzan tanto en engañarnos es porque necesitan que nuestra opinión les favorezca, el poder real está en las personas. Esto es una prueba de ello. Lo cual quiere decir que aunque Trump nos salga rana, ahora sabemos que podemos cambiar lo que queramos cuando nos lo proponemos (algunos lo teníamos claro). Ahora sabemos que nos tienen miedo, que nos respetan más de lo que parecía, que nos pueden atacar duro pero seguimos siendo soberanos. Hemos derribado a la wokesfera satánica con todo en contra, David a vuelto a ganar a Goliath, como siempre ha sido.
Por supuesto que hay que seguir en guardia, claro que no hay que fiarse de nadie, pero entre eso y ser un descreído patológico hay mucha diferencia. Hay quien no sabe aceptar las victorias, hay quien se ha instalado en lo triste m, que se siente más a gusto sospechando de todo, que ha hecho de lo negativo su hogar.
Pero los milagros existen, el diablo seguirá trabajando, pero hemos parado la mayor ofensiva que jamás ha tenido lugar en la historia de la humanidad y muchos de ustedes todavía no se han dado cuenta.
Como el lobo cautivo, se niegan a salir de la jaula cuando se la abren porque desconfían por encima de lo evidente.
Acepten las buenas noticias, y si nos engañan, no importa, al menos ya saben de lo que somos capaces. La impunidad, la supremacía woke y el descaro eran insoportables; y los hemos reventado. Ahora ese 40 % de personas acomodaticias de las que siempre les hablo, se unirán a los rebeldes, y ese es el cambio que esperábamos. Los satánicos se han atrincherado en la vieja Europa, pero cuando les toquen la economía se moverán.