CARTA ENCÍCLICA
COMMISSUM DIVINUS
DE NUESTRO SANTÍSIMO SEÑOR
GREGORIO
POR LA DIVINA PROVIDENCIA
PAPA XVI
A LOS VENERABLES HERMANOS
PATRIARCAS, PRIMADOS, ARZOBISPOS, OBISPOS
Y DEMÁS ORDINARIOS LOCALES
EN PAZ Y COMUNIÓN CON LA SEDE APOSTÓLICA
Sobre la Reprobación del Congreso de Laicos de Baden
contra la constitución de la Iglesia y condena los errores defendidos por ellos
(17 de junio de 1835)
VENERABLES HERMANOS
SALUD Y BENDICIÓN APOSTÓLICA
I. Introducción
La obligación del oficio apostólico confiado por Dios a Nuestra pequeñez exige, que como asiduos custodios de la grey del Señor dirijamos nuestra atención y cuidado adonde la eterna salvación de las almas y la misma Religión católica se encuentran en peligro, y allí prestemos toda la ayuda posible. Sabemos muy bien y deploramos con toda el alma que en esas regiones no faltan enemigos que fraguan hábil y exitosamente muchas cosas que redundan en abierta ruina de la grey cristiana y en detrimento de la causa católica. Aviva aún más Nuestro dolor, que los tales, para engañar a los incautos, proclamen no querer dañar en lo más mínimo la integridad de la fe, y simulen, que su único propósito es mantener incólume los derechos del poder laico. Con este falacísimo pretexto de bien público introducen y propagan en unos sitios las erróneas y depravadas doctrinas que profesan, y en otros, se esfuerzan por imponerlas y dejarlas en cierto modo sancionadas. Para ello celebran reuniones, tienen consultas y se atreven a fijar la norma en la que temerariamente se declaran y definen las atribuciones de la potestad civil en los asuntos eclesiásticos. Ya comprendéis, Venerables Hermanos, y amados hijos que Nos referimos a lo que vergonzosamente se llevó a cabo, o mejor, se perpetró en la ciudad de Baden, en la región argoviense, en enero del año pasado, lo que aún a vosotros afligió con acerbísima tristeza y ahora os sigue teniendo ansiosos y solícitos. Confesamos que al principio no podíamos convencernos de que simples laicos se hubiesen congregado en un determinado lugar con el único fin de tratar asuntos puramente religiosos y hubiesen llegado a discutir como por derecho propio cosas privativas de la autoridad eclesiástica, sino a proponer sus decisiones a los magistrados de esa federación para que la confirmaran y les dieran fuerza de ley. Pero Nos lo hicieron creer sobradamente las actas del mencionado congreso editadas no hace mucho en Frauenfeld, las que incluyen tanto los nombres de los delegados que asistieron al congreso como los discursos pronunciados por algunos de ellos en diversas sesiones y asimismo el texto íntegro de los artículos allí redactados. Nos horrorizamos al leer esos discursos y artículos. Contienen ellos principios y consiguientemente introducen en la Iglesia Católica novedades absolutamente inaceptables ya que son contrarias a su doctrina y disciplina, y abiertamente enderezadas a perdición de las almas.
II. El gobierno de la Iglesia.
COMMISSUM DIVINUS
DE NUESTRO SANTÍSIMO SEÑOR
GREGORIO
POR LA DIVINA PROVIDENCIA
PAPA XVI
A LOS VENERABLES HERMANOS
PATRIARCAS, PRIMADOS, ARZOBISPOS, OBISPOS
Y DEMÁS ORDINARIOS LOCALES
EN PAZ Y COMUNIÓN CON LA SEDE APOSTÓLICA
Sobre la Reprobación del Congreso de Laicos de Baden
contra la constitución de la Iglesia y condena los errores defendidos por ellos
(17 de junio de 1835)
VENERABLES HERMANOS
SALUD Y BENDICIÓN APOSTÓLICA
I. Introducción
La obligación del oficio apostólico confiado por Dios a Nuestra pequeñez exige, que como asiduos custodios de la grey del Señor dirijamos nuestra atención y cuidado adonde la eterna salvación de las almas y la misma Religión católica se encuentran en peligro, y allí prestemos toda la ayuda posible. Sabemos muy bien y deploramos con toda el alma que en esas regiones no faltan enemigos que fraguan hábil y exitosamente muchas cosas que redundan en abierta ruina de la grey cristiana y en detrimento de la causa católica. Aviva aún más Nuestro dolor, que los tales, para engañar a los incautos, proclamen no querer dañar en lo más mínimo la integridad de la fe, y simulen, que su único propósito es mantener incólume los derechos del poder laico. Con este falacísimo pretexto de bien público introducen y propagan en unos sitios las erróneas y depravadas doctrinas que profesan, y en otros, se esfuerzan por imponerlas y dejarlas en cierto modo sancionadas. Para ello celebran reuniones, tienen consultas y se atreven a fijar la norma en la que temerariamente se declaran y definen las atribuciones de la potestad civil en los asuntos eclesiásticos. Ya comprendéis, Venerables Hermanos, y amados hijos que Nos referimos a lo que vergonzosamente se llevó a cabo, o mejor, se perpetró en la ciudad de Baden, en la región argoviense, en enero del año pasado, lo que aún a vosotros afligió con acerbísima tristeza y ahora os sigue teniendo ansiosos y solícitos. Confesamos que al principio no podíamos convencernos de que simples laicos se hubiesen congregado en un determinado lugar con el único fin de tratar asuntos puramente religiosos y hubiesen llegado a discutir como por derecho propio cosas privativas de la autoridad eclesiástica, sino a proponer sus decisiones a los magistrados de esa federación para que la confirmaran y les dieran fuerza de ley. Pero Nos lo hicieron creer sobradamente las actas del mencionado congreso editadas no hace mucho en Frauenfeld, las que incluyen tanto los nombres de los delegados que asistieron al congreso como los discursos pronunciados por algunos de ellos en diversas sesiones y asimismo el texto íntegro de los artículos allí redactados. Nos horrorizamos al leer esos discursos y artículos. Contienen ellos principios y consiguientemente introducen en la Iglesia Católica novedades absolutamente inaceptables ya que son contrarias a su doctrina y disciplina, y abiertamente enderezadas a perdición de las almas.
II. El gobierno de la Iglesia.