Recuerdo con claridad el último día que compartí contigo. Fue un día especial, lleno de luz y esperanza. Fuimos a la iglesia, un lugar que siempre ha sido un refugio para nosotros, pero nunca pensé que te vería allí con nosotros. Sin embargo, dos meses antes, en el mes de noviembre, habías tomado una decisión que cambiaría tu vida: te bautizaste❤️🩹. Fue un momento tan significativo, y pude ver cómo Dios había obrado en tu corazón, llenándolo de fe y amor. Esa transformación fue un regalo no solo para ti, sino también para todos los que te rodeamos. El bautizo fué precioso, y mientras escuchábamos las palabras del hermano en la presidencia, sentí una profunda gratitud por tenerte en mi vida❤️🩹.
El último día que estuve contigo después de ir ese día a la iglesia, regresamos a casa, donde compartimos unas horas que se sintieron como un regalo del cielo❤️🩹. La risa resonaba en cada rincón; nuestras conversaciones fluían con la naturalidad de quienes se conocen profundamente. Recordamos viejos tiempos, me preguntaste por la universidad, me dijiste que algún día sería una gran abogada, compartimos anécdotas y sueños, y cada risa era un recordatorio del vínculo especial que teníamos. Me sentí tan afortunada de poder compartir esos momentos contigo❤️🩹. Sin embargo, al final del día, cuando llegó el momento de despedirnos, sentí una punzada en el corazón. Me hubiera gustado abrazarte más fuerte, como si ese abrazo pudiera encapsular todo el amor que siento por ti. Quería decirte lo mucho que te amo, lo importante que eres para mí y cómo has impactado mi vida de maneras que quizás nunca llegues a saber. Pero en ese momento, las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta; solo pude sonreír mientras decías adiós, sin saber que era la última vez que te vería. Cuatro días después, la noticia llegó como un golpe devastador. Me costó asimilar lo que estaba escuchando; no podía creer que habías partido. La realidad se desmoronó a mi alrededor, y el dolor me envolvió como un manto oscuro. Las lágrimas fluyeron sin control mientras intentaba entender cómo podía ser posible perder a alguien tan querido. En esos momentos de dolor profundo, me di cuenta de lo frágil que es la vida y lo valioso que es cada instante compartido. Ahora, mientras trato de encontrar mi camino en este mundo sin ti, busco consuelo en Dios❤️🩹. Solo Él puede darme la fortaleza necesaria para superar tu partida. Sé que Él está aquí, sosteniéndome en mis momentos más difíciles y brindándome la paz que tanto anhelo en mi corazón. Aunque el vacío que dejas es inmenso y el dolor persiste, me aferro a la esperanza de que algún día volveremos a encontrarnos.
Te llevo conmigo en cada paso que doy, en cada rayo de sol que ilumina mis días y en cada estrella que brilla en la noche. A veces, cuando miro al cielo, siento que estás ahí, cuidándome y guiándome. Gracias por ser parte de mi vida, por las risas compartidas y por los momentos inolvidables. Te extraño profundamente, pero sé que tu esencia vive en mí y en todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerte. Siempre serás una luz en mi camino y un recordatorio del amor eterno que trasciende incluso las barreras de la vida y la muerte.
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