En Suiza, han probado con éxito un robot blando, inyectado a través de un pequeño agujero en el cráneo, que despliega seis "piernas" llenas de sensores sobre la superficie del cerebro . Este pequeño explorador, similar a una flor desplegándose, mide solo 2 cm de largo y sus patitas pueden llegar a cubrir hasta 4 cm de diámetro. El objetivo de esta tecnológica es monitorizar la actividad cerebral de una manera mucho menos invasiva que los métodos tradicionales.