Reflexiones personales. El desarrollo de los acontecimientos del 7 de octubre de 2023 se entienden mucho mejor ahora. El ataque repentino de Hamas fue el justificante de Tel Aviv para iniciar operaciones militares de las Fuerzas de Defensa de Israel en Gaza. Hezbolá no estaba preparada para la guerra, Teherán no la deseaba, pero las acciones israelíes no podían quedar sin respuesta. Ese fue el error que cometieron, actuar sin preparación ni capacidades, picaron el anzuelo. Hezbolá comenzó a responder a la masacre en Gaza con ataques sobre el territorio norte de Israel, la situación fue escalando hasta culminar con una incursión terrestre de Tel Aviv en Líbano, sin olvidarnos de las explosiones masivas de los buscas. Una Hezbolá decapitada y desgastada por meses de combates no podía responder a la situación en Siria, recordemos que fueron precisamente sus combatientes los que salvaron a Asad en Damasco hace más de una década.
La caída de Asad significa, ante todo, el colapso del “puente chií” tendido por Irán a través de Irak y Siria hasta el Líbano. Esto, sumado a las graves pérdidas sufridas por Hezbolá como resultado de los ataques israelíes, hace que el escenario en el que los suníes y cristianos libaneses intenten destruir la organización por la fuerza sea más relevante que nunca. En los próximos meses, Hezbolá, que durante años tomó sistemáticamente el control del Líbano y su economía, y que en apenas un par de meses perdió gran parte de sus activos humanos y materiales, podría enfrentarse por primera vez no solamente a una crisis, sino a una amenaza directa a su existencia. Sin embargo, para deshacerse de Hezbolá, el Líbano tendrá que atravesar una guerra civil.
La caída de Asad significa, ante todo, el colapso del “puente chií” tendido por Irán a través de Irak y Siria hasta el Líbano. Esto, sumado a las graves pérdidas sufridas por Hezbolá como resultado de los ataques israelíes, hace que el escenario en el que los suníes y cristianos libaneses intenten destruir la organización por la fuerza sea más relevante que nunca. En los próximos meses, Hezbolá, que durante años tomó sistemáticamente el control del Líbano y su economía, y que en apenas un par de meses perdió gran parte de sus activos humanos y materiales, podría enfrentarse por primera vez no solamente a una crisis, sino a una amenaza directa a su existencia. Sin embargo, para deshacerse de Hezbolá, el Líbano tendrá que atravesar una guerra civil.