Fue fugaz el encuentro;
tus ojos en mis ojos;
yo me miré por dentro
y vi mi corazón
sangrar por diminutas
y sutiles heridas.
Como una rosa roja
era mi corazón,
sus filtros destilaban
dolor, perdón, amor.
¡Cuánto te quise, amado,
cuánto te quiero aún,
cuánto lloré en mi vida
sin que lo sepas tú!
Cuán dulce es la alegría
del encuentro fugaz,
cuán triste es la partida...
sin que pueda jamás
besar, besar, besar
esa boca querida,
y luego reclinar
tu cabeza en mi pecho,
y al murmurar un rezo
quedamente al oído,
decirte: amado mío,
¡no te podré olvidar!
Dora Gómez Bueno de Acuña
tus ojos en mis ojos;
yo me miré por dentro
y vi mi corazón
sangrar por diminutas
y sutiles heridas.
Como una rosa roja
era mi corazón,
sus filtros destilaban
dolor, perdón, amor.
¡Cuánto te quise, amado,
cuánto te quiero aún,
cuánto lloré en mi vida
sin que lo sepas tú!
Cuán dulce es la alegría
del encuentro fugaz,
cuán triste es la partida...
sin que pueda jamás
besar, besar, besar
esa boca querida,
y luego reclinar
tu cabeza en mi pecho,
y al murmurar un rezo
quedamente al oído,
decirte: amado mío,
¡no te podré olvidar!
Dora Gómez Bueno de Acuña