Antes de que existieran los despertadores, la gente usaba clavos adheridos a las velas para asegurarse de despertarse a tiempo.
Sabían calcular el tiempo de combustión y colocaban el clavo en la posición correcta. Cuando la vela se derretía, el clavo caía, hacía ruido y despertaba a su dueño.
Sabían calcular el tiempo de combustión y colocaban el clavo en la posición correcta. Cuando la vela se derretía, el clavo caía, hacía ruido y despertaba a su dueño.