Se calcula que una de las minas de plata más antiguas de Bolivia se ha cobrado la vida de unos 8 millones de personas en los últimos 500 años. Se la conoce como la "montaña que se come a los hombres" y todavía hoy se extrae con picos y palas. Algunos historiadores calculan que hasta 8 millones de hombres han muerto en el Cerro Rico desde el siglo XVI, cuando los esclavos indígenas y africanos fueron obligados por los españoles a vivir en los túneles que extraían. Desde entonces, el monumento, conocido como la "montaña que se come a los hombres", ha seguido haciendo honor a su temible reputación.