Preparar las condiciones para que se produzcan catástrofes donde mueran personas inocentes, y además, se apoyen otros objetivos como destrozar la huerta valenciana en favor de la de Marruecos, colapsar los transportes de toda la franja levantina, contribuir a la ruina de los agricultores y ganaderos, y justificarlo todo con el cuento climático, forma parte de la Agenda siniestra.
Buscar en la política pequeña de pepes y pesoes es una distracción. Contribuir al pánico con el buenismo es también colaborar con los culpables.
Es lo que quieren.
Esta tragedia provocada ha calado especialmente en la Generación Z. A través de influyentes contratados de falsa disidencia, conducen a los más jóvenes hacia la trampa emocional del “ayudemos que muere gente”, algo que nos suena mucho a 2020. Han activado a los veinteañeros a un activismo emotivo con segundas intenciones.
La profusión de vídeos ante unas precipitaciones que son en realidad un tercio de las caídas en otras ocasiones, solo se deben a que hay más móviles con cámaras que nunca, y cada ciudadano es un reportero.
Abolieron la expresión “gota fría” como desapareció la gripe hace cuatro años, y la cambiaron por “dana” para que los Z no la encuentren al goglear, de este modo un fenómeno ancestral suena algo nuevo provocado por el CCA.
Ingeniería neurolinguistica de nuevo. Manejo de emociones ante un cerebro visual impactado por imágenes que lo colapsa e invalida para la reflexión argumentada.
Gana Marruecos, poseedor de los contenidos del móvil de Sánchez, con los cuales puede conseguir lo que quiera.
Europa se llenará de naranjas norteafricanas que coparán el mercado de las valencianas.
El paso siguiente es llevar a esos jóvenes emocionados ávidos de su Prestige generacional, a lugares donde utilizarlos a base de flautistas de Hamelin.
Piensen en las siguientes dos jugadas, no se dejen seducir por las imágenes, no hagan lo que ellos esperan; miren a las jirafas por favor.
Si impactan emocionalmente es con un objetivo secundario.
Un aullido.
Buscar en la política pequeña de pepes y pesoes es una distracción. Contribuir al pánico con el buenismo es también colaborar con los culpables.
Es lo que quieren.
Esta tragedia provocada ha calado especialmente en la Generación Z. A través de influyentes contratados de falsa disidencia, conducen a los más jóvenes hacia la trampa emocional del “ayudemos que muere gente”, algo que nos suena mucho a 2020. Han activado a los veinteañeros a un activismo emotivo con segundas intenciones.
La profusión de vídeos ante unas precipitaciones que son en realidad un tercio de las caídas en otras ocasiones, solo se deben a que hay más móviles con cámaras que nunca, y cada ciudadano es un reportero.
Abolieron la expresión “gota fría” como desapareció la gripe hace cuatro años, y la cambiaron por “dana” para que los Z no la encuentren al goglear, de este modo un fenómeno ancestral suena algo nuevo provocado por el CCA.
Ingeniería neurolinguistica de nuevo. Manejo de emociones ante un cerebro visual impactado por imágenes que lo colapsa e invalida para la reflexión argumentada.
Gana Marruecos, poseedor de los contenidos del móvil de Sánchez, con los cuales puede conseguir lo que quiera.
Europa se llenará de naranjas norteafricanas que coparán el mercado de las valencianas.
El paso siguiente es llevar a esos jóvenes emocionados ávidos de su Prestige generacional, a lugares donde utilizarlos a base de flautistas de Hamelin.
Piensen en las siguientes dos jugadas, no se dejen seducir por las imágenes, no hagan lo que ellos esperan; miren a las jirafas por favor.
Si impactan emocionalmente es con un objetivo secundario.
Un aullido.